lunes, 14 de abril de 2008

Zeitgeist

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Recuerdas cuando me decías que eso no podía ser lo más importante?

sábado, 5 de abril de 2008

SONRISAS

Y un día llego en donde lo indescriptible de las imágenes mas visionarias contraen no solo el exceso común y corriente, y no hablo de la alegoría de una tarde ni de una noche que pudiese ser cualquiera, sino mas bien de un día de aquello que es imprescindible de la fortaleza de un hombre en sus cabales como cualquier otro.
Lo importante es cuando la revolución del aspecto trae sus malditas contradicciones cuando lo que uno quiere ser deja de ser un objeto ecuánime por mucho que sea disparatado.
La barba y el pelo siente en el alma cuando de ellos suele salir una significación tan menos importante como la necesidad.
Era un hombre que habitaba en un lugar inexplorable de aquellos que solo la casualidad puede dar visos de ingenuidad. Y que tenia que suscribirse a los requisitos mediáticos, inconscientes, reaccionarios.... no hacia mas que preguntarse: ¿Por que el mundo cae en el juego de sustituir el malestar por sonrisas carnales de cualquier supuesto estético?
No cabían términos que alborotaran su noción paisajista de lo que creía posible y de la importancia que las crines llevaban en su cráneo... sucesivas retrospectivas filosóficas se desdeñaban de su tristeza. La historia había reflejado en su primitiva memoria que la representación de ideas no gozaba de la naturaleza libertaria de las mismas, que los seres que proclamaron dicha emblemática palabra de uso etérea gozaban si de la consecuencia lógica de sus propios ideales.
“Hoy ya no hay espacio para la lealtad ideológica” – decía y sonreía- y sospechaba que el curso de los hilos que brotaban de sus mejillas, labios y mentones sufriría también aquel flagelo. Nuevamente no había márgenes que podamos compartir estrechos y pantanosos caminos sin cadenas. Si quizás hubiese cultivado la herejía no estuviese presenciando el olvido de la imagen y semejanza, del hombre, del hombre que bajo del cielo. Y volvió a sonreír..... Sin atisbos de su arma mas eficaz para verse en si todo lo que podía creer de la vida. Su visión se trastorna y pierde identidad. Muere y no se rehace, solo determina el marasmo en que quedara su pictórica representación filosófica.. quedara la palabra y muy pocos oidores. Pero sonríe..

Gonzalo Valencia