viernes, 20 de junio de 2008

19

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Y la suscripción de la fantasía en su dimensión se trababa a medias eran hoyos lejanos como sus tacones pero adictivos a su propio y empecinado caminar.
Y claro, no era más que el ansia y como tal inerte reaccionaria y en su circulinea vivencia.
Y la luminosidad destello en sus máximos esplendores pero sépase que la búsqueda de la sombra fue el camino esquivo al lado de ese reloj de arena que marca la muerte del aire, del tiempo … del amor.
Y el camino se elevo en sus mínimos esplendores dibujo sus propias extensiones kilométricas y opaco cualquier destino.
Y erase que la inventiva mexicana dibujaba sus márgenes alegóricos.
La presunción de normalidad aparecía descarada como si la realidad acompañase tamaño suceso
Y la desesperada conmiseración, y a su vez el día menos pensado … y nunca hubo certezas.
Mas bien cercanías a un triste pero espantoso acontecimiento
Perpetua la imagen del sacramento, sacramental la mía imaginación…
Y se subió en su nube que transporta todo lo que yo quisiese y como tal no es real.
Y así mi epopeya se trasluce en una tragedia ¡
Muerta la esperanza o en su efímera agonía sugiero aplazar los deseos, las ansias verdaderas, realizables.
Y quizás mis sentimientos que se agolpan en una granja que se sitúa en la nada y que solo en su soledad suele perderse en su rutinaria soledad que espera, espera y espera….
La verdad oscila y martillea la sospecha, me hace llagas en muñecas.
Y no lo quiero sentir ni siquiera oigo mis gritos guturales de salvación.
Mis ojos cerrados mi alma y corazón abiertos en su equivoca decisión eterna, costumbrista, solo mía
No te quiero porque te quiero.
FIN DEL SINIESTRO PORVENIR QUE VENDRA
GONZALO VALENCIA
19 JUNIO 2008

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